El muñeco diabólico
06/07/2006   Lecturas: 13.512

Catilina

En tan sólo dos semanas el títere de Polanco en el teatrillo de La Moncloa, dizque Zetapé, le ha pegado a la piel de toro dos lanzadas que son mortales de necesidad. Detrás queda el patrón plenamente satisfecho al ver cómo no es necesario ser Presidente del Gobierno para mandar sobre una nación. Basta con apoderarse de un régimen con vocación totalitaria, acorazarlo con una mortífera artillería mediática y sostenerlo sobre una infantería de indigentes intelectuales cuya ferocidad corra paralela a su ignorancia. Y, a partir de ahí, todo es golpismo... y negocio.

El caso es que, al final, nada acaba en gobierno, todo le sale pantomima a este pulchinela patético. Todo acaba en una farsa de proporciones gigantescas. Desde los fenomenales bofetones en Europa a la gran cagada del Estatut de Polanco, ése que, para que saliera respaldado por una participación defendible, hubo el tripartito de dar un pucherazo que era radiado en directo a la nación (o ex-nación, que la marioneta solo reconoce como nación la de Artur Mas).

Claro que, no contento con ese viaje, se nos larga al Parlamento el día D a la hora H y en el minuto E -de ETA, claro-, pierde la zeta del disfraz -como la zorra que perdió el rabo- y se convierte de ETApé el humilde servidor de ETA. Para una faena así, ha sido necesario primero dar la espalda al Parlamento, para luego soltar su parlamento -en realidad, logorrea batasuna- a unos periodistas entregados que le escuchan impertérritos, en vez de mandarle a tomar por el culo por no permitirles hacer pregunta alguna ¡Qué papel el de este político batasunizado y el de los periodistas! Periodismo carmelita, ya digo.

Instantes después -hoc e fet- la obra está hecha, ya ha cumplido sus compromisos con ETA, y según el tempo marcado por los terroristas. El próximo lema de campaña de ETApé podrá ser El PSOE cumple y no porque haya hecho ni una de las quince mil viviendas mensuales (hasta ahora 435.000 viviendas) que prometió en su programa electoral, sino porque los compromisos adquiridos con los terroristas en sus tratos, que ahora se descubre que comenzó cuando estaba en la oposición mintiendo a toda la nación, los ejecuta con exactitud de relojero.

Empiezo a entender la filosofía última de este dirigente sonado que dejará en la estacada a Fernando VII: duro con el débil y débil con el duro, podría ser su divisa política que traduciría al lenguaje común una sentencia que jamás cavilara antes mollera humana: la cintura es la esencia de la democracia (supongo que de la democracia con minúsculas, la democracia de cebrianes y ceberios).

Mientras Polanco regurgita los últimos días de poder que le quedan, la izquierda alemana y la italiana acometen sendas reformas políticas para restar a sus nacionalistas poder político sobre las decisiones de sus respectivos estados. Pero eso se produce en Europa con izquierdas civilizadas y democráticas, algo que en España estamos muy lejos aún de vislumbrar ante esta izquierda feroz, analfabeta, golpista atrasada y guerracivilista.

Los nacionalismos separatistas y el entorno de la ETA, con los ilegalizados terroristas de Batasuna a la cabeza, son quienes se felicitan y albrician después de las declaraciones de un ETApé que acerca al PSOE al universo de los terroristas marxistas vascos como nunca antes en su historia. Parece innecesario decir por qué.