Una crítica de Conchita Moravia-Gastón
10/09/2004   Lecturas: 12.137

Publio

Siento deciros que es repugnante leer a ese tal Publio. Da asco y su estilo narrativo es patético. ¿Cómo se os ocurre dar voz a semejante esperpento? ¿Qué sabrá ese personaje de ética, moral y política? Sin más comentarios... Os compadezco.

(Conchita Moravia-Gastón)

Desde la dirección de La Ventanita.net me hacen llegar una respuesta que alguien llamado Luis Herrera -con cuyos argumentos no me identifico necesariamente- da a Conchita Moravia-Gastón, a propósito de una crítica que ésta me hace, al parecer, en el Libro de Visitas.

No me gusta personalizar en los argumentos que, casi siempre, intento que aborden un problema general. En este caso creo que se hace preciso, aunque no es intención de la sección El Liberal la de convertirse en una guerra de respuestas y contra-respuestas.

En primer lugar, quiero agradecer a Conchita el esfuerzo que hace al leerme ya que, tal como me indica, no le resulta una labor grata.

En segundo lugar, le agradezco también la molestia que se toma para escribir sus críticas, lo cual, entiendo ya como un acto civilizado poco habitual y que de verdad me agrada.

Una cosa si que le pido, y es que no emplee términos como da asco o esperpento porque no me conoce, primero y, luego, porque no tratamos nada más que expresar libremente opiniones, aunque a veces os parezcan duras o inapropiadas. Si vuestras opiniones, en este caso las de Conchita, son diferentes, estáis (está) en vuestro (su) perfecto derecho de tenerlas, y es deber de quien no las comparta respetarlas al máximo. En eso consiste, creo yo, la Democracia en su sentido más profundo y, es mi opinión -que habrás leído en alguno de mis escritos- que la izquierda en general y la ultraderecha, no acaban de asumir. En eso tienen mucho que ver: el vicio del insulto, la persecución y la descalificación ad hominem.

No siento necesidad alguna de justificarme, pero algo os quiero decir ya que, al menos, tenéis la paciencia de leerme. Aunque hoy en día me considero un liberal, empecé mi trayectoria sintiéndome profundamente comunista y es, a través de mi peripecia vital y el incremento de mis lecturas y experiencias, como he llegado a entender que no se puede defender, sin estar ciego o ser profundamente desconocedor de nuestra historia, al mayor totalitarismo (y padre de todos los demás) que han dado los siglos y, en particular, el más aciago para el ser humano que ha sido el siglo XX. El izquierdismo es, para mi hoy por hoy, un movimiento reaccionario frente a la filosofía que pone su énfasis en el individuo, en el hombre, la cual, empezó a declinar a fines del siglo XVIII. Es a principios de las revoluciones americana y francesa de ese siglo a donde deberemos volver nuestra mirada para buscar las raíces de un humanismo perdido en aras de un estatalismo dosificador, y que debemos reivindicar nuevamente.

La moral y la ética, aunque responden al comportamiento del individuo, interesan –como bien sabe Conchita- a dos dimensiones de éste: mientras la moral concierne a lo colectivo o social, la ética se refiere a lo privado. Cada quien tiene conceptos de las mismas diferentes, según sus vivencias particulares y dentro del conjunto. Mientras, de política –vida en la polis- sabemos todos, pues a todos nos concierne y afecta. Unos poseen un conocimiento establecido, sobre todo, a partir de la reflexión; otros, sin embargo, lo tienen basado en la actividad misma. En mi caso se dan ambas situaciones: empecé en la acción que abandoné, y continúo a través de la reflexión. Por tanto, no hace falta, Conchita, que me compadezcas, me basta con que me leas, aunque sea para discrepar de mí. Así contrastaremos ideas todos. De eso se trata.

Por último, y si me lo permitís (permites), os (te) recomendaré un libro que yo estoy releyendo ahora: La izquierda reaccionaria, síndrome y mitología de Horacio Vázquez-Rial; Ediciones B; Madrid; 2003. El autor hace una reflexión desde la izquierda, a la que pertenece, como yo hice hace un tiempo (mucho más modestamente, por supuesto). Creo que, al menos, os (te) va a interesar.

En cualquier caso, insisto, gracias por leerme y por tomarte la molestia de escribirme tu crítica.